BATERIAS EN SAN JUAN
En lo alto del Risco de San Juan se encuentran las baterías de San Juan y las Mesas de San Juan, un patrimonio bélico indefenso y destrozado
En lo alto del Risco de San Juan, en la capital grancanaria, descansan totalmente olvidadas por las autoridades las Mesas de San Juan y las Baterías de San Juan, un rico patrimonio militar deteriorado por atentados vandálicos y por el paso del tiempo. Se trata de una zona con vistas privilegiadas de la vertiente este de la capital, desde La Isleta hasta la Punta de Gando y de todo el cauce del barranco de Guiniguada hasta la cumbre de Gran Canaria, perfecto para realizar un paseo y retroceder a la época de la I y II Guerra Mundial, cuando defendían tanto el Puerto como la entrada terrestre de Jinámar. Aunque los vecinos del Risco lo emplean como lugar de paseo y relax, a pesar de que el acondicionamiento no es el ejemplar.
El conjunto militar se divide en dos partes de dos épocas distintas. Por un lado, más próximo al barrio de San Juan, se encuentra un cuartel que se ordenó levantar como reacción a la pérdida de Cuba y su construcción finalizó a principios del siglo XX. La parte superior era de hormigón y la parte baja con mamposteado. Esta edificación en la actualidad acoge en su interior basura de sintechos que encuentran aquí el lugar ideal para refugiarse.
Más hacia el sur se encuentran unas casamatas o búnkeres. Fueron ordenados a construir durante la II Guerra Mundial, cuando la Operación Pilgrim de los británicos amenazaba a las Islas. En ellas hay mandos de tiro y según el arqueólogo Artemi Alejandro-Miranda, que está trabajando en una tesis sobre la Arqueología del Conflicto, se divide en tres áreas. Por un lado los emplazamientos de las baterías, reconocidas por ser unas explanadas de hormigón grandes. Después están los búnkeres, que son puestos de observación o tiro, y por último, en la parte baja hay dos almacenes de munición. Al ser de la época de la II Guerra Mundial estos elementos están separados para evitar un ataque aéreo. Y es que, los búnkeres en la década de los 40 fueron elementos nuevos que hasta este conflicto no hicieron falta ya que antes los ataques eran por tierra o mar.
El historiador explica que, aunque hoy el acceso es libre, en aquella época era una zona militar de exclusión a la que solo accedía el ejército y era acuartelado, con zona de control militar que probablemente estaría vallado. Estas edificaciones se abandonaron en los años 70, aunque Alejandro-Miranda comenta que en torno a los 80 la ciudad organizó en ellas un festival cultural con cometas y demás. Hasta el año 2010 la titularidad era del Ministerio de Defensa, pero a partir de ese fecha pasó a manos del Consistorio junto a otras instalaciones.